Los 3 espectros
PESADILLAS

LOS 3 ESPECTROS

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De adolescente, mi curiosidad se despertaba al escuchar a mis compañeros de bachillerato hablar apasionadamente sobre bandas de música. Pero fue cuando descubrí a Nirvana que todo cambió por completo. Sus notas y letras revolucionarias abrieron mi mente a un mundo de sonidos inexplorados. Inspirado, tomaba mi guitarra acústica y me sumergía en el desafío de recrear sus canciones. Cada acorde, cada rasgueo, me transportaba a un estado de conexión profunda con la música. Aquellos momentos se convirtieron en mi refugio, una puerta de escape hacia la autenticidad y la expresión personal. Y así, con cada canción que aprendía, mi pasión crecía desbordante, alimentando un deseo insaciable por descubrir más, experimentar más y sumergirme aún más en el inmenso universo musical que me aguardaba.

Los 3 espectros

Recuerdo claramente la segunda banda que llegó a mis oídos: Metallica. Un vecino del edificio donde vivía, que era unos años mayor que yo, amablemente me prestó un cassette del álbum «And Justice for All». Aunque muchos me advirtieron diciendo: «No lo escuches, es demasiado pesado, satánico…», esa curiosidad creciente dentro de mí solo aumentó. Con anticipación y emoción, reproduje el álbum y quedé cautivado. Las guitarras estruendosas y los bombos resonantes de la batería me atraparon instantáneamente. Quería seguir explorando esa intensidad musical. La siguiente pesadilla: Los 3 espectros, ocurrió durante mi etapa de estudiante en el bachillerato.

En un día normal de colegio, cumplí con todas mis tareas escolares. Una vez en casa, después de comer, me sumergí en largas horas de práctica con mi guitarra. Compartí momentos con mi familia y, al finalizar, me dispuse a descansar. Durante varios años, viví en un edificio de cinco pisos, y mi cama era una litera, yo dormía en la parte superior. Una ventana en la cabecera de mi cama permanecía casi siempre abierta, con cortinas apenas atenuando la suave luz de la luna.

Aquella noche, experimenté un evento aterrador que interrumpió mi plácido sueño. En medio de la oscuridad, en las horas avanzadas de la madrugada, una extraña presencia comenzó a hacerse sentir en mi habitación. El miedo se apoderó de mí, y sentí la urgencia de escapar de ese lugar. Lleno de valor, decidí abrir los ojos, pero una extraña entidad se encontraba junto a mi cama, impidiéndome ver su rostro.

Los 3 espectros

Me sentí paralizado por completo, y con los ojos cerrados con fuerza, deseé fervientemente que todo terminara pronto. Recuerdo que mis antebrazos estaban cubiertos por la manta, y en mi brazo derecho sentí el agarre firme y retorcido de una mano grande, mientras parecía que la sábana también era tirada con fuerza. En ese momento de desesperación, comencé a rezar en silencio en mi mente, ya que mis intentos por gritar o moverme fueron en vano. Me sentí completamente solo y desamparado.

Reuniendo coraje, abrí nuevamente los ojos, pero la situación empeoró. Incapaz de moverme, frente a mí aparecieron tres rostros enormes, cada uno mostrando una expresión aterradora. Emitían un resplandor verdoso y parecían estar formados por una neblina, como si fueran tres espectros en sí mismos.

Los 3 espectros

El agotamiento me invadió mientras luchaba por moverme, y en ese momento decidí tomarme un respiro y buscar la calma a través de la oración. Consciente de mi respiración, gradualmente sentí cómo mi movilidad regresaba. Cuando finalmente abrí los ojos, las presencias que me habían rodeado se habían desvanecido por completo. Me incorporé lentamente y salí de la habitación.

Sin embargo, lo que se reveló ante mis ojos me dejó en estado de shock. Nunca antes había sido testigo de algo tan extraordinario. Buscando un escape aterrorizado, me dirigí al balcón de mi apartamento, buscando distraer mi mente. Allí, fijé mi mirada en el cielo despejado, donde algunas estrellas brillaban con su misteriosa serenidad. Mientras contemplaba el firmamento, reflexioné profundamente sobre los eventos que habían ocurrido y traté de dar sentido a lo inexplicable.

Desde que tuve ésta pesadilla, mi vida cambió por completo, y no puedo evitar sentir un escalofrío recorriendo mi espalda cada vez que lo recuerdo. No permití que el miedo me controle. Compartí mi experiencia con mi madre y con personas profundamente arraigadas en una iglesia cristiana. Sus palabras resonaron en lo más profundo de mi ser: «No temas, ora y enfréntate a estos espectros con valentía». Porque aquí está la clave: estas entidades se nutren de nuestro miedo. Ahora, estoy decidido a enfrentarlas con la oración cada vez que quieran perturbar mis sueños.

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morganvasquez
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